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La bella Rusia

12 Nov

La bella Rusia por Alfonso Ussía (aparecido en La razón-versión impresa, 08/09/2006)

(Al principio iba a poner solo el artículo de este señor (lo que aparece en cursiva) y que opinaseis vosotr@s, pero no me pude resistir y he añadido algunos comentarios entre paréntesis)

Coincidió mi juventud con una realidad catastrófica. Casi todas las mujeres rusas eran feas (que lo sabe don Alfonso). El comunismo triunfó también sobre la estética (hay que ver, los rojos son tan malos que hacían a las mujeres feas, que malos), y las soviéticas parecían hechas de un mismo molde. Un molde de plan quinquenal, de Koljós y de Komsommol. El modelo a imitar era la mujer de Nikita Kruschev, un verdadero espanto. En la era Gorbachov, los comunistas levantaron la prohibición y permitieron que nacieran mujeres guapas (es que me parto). En mi primer viaje a Rusia, agonía de Leónidas Brezhnev, el espectáculo de las calles moscovitas era aterrador. Semblantes tristes, hombres aburridos, mujeres decaidas y olor a berza. Años más tarde, tiempos de Boris Yeltsyn, la estética había dado un salto gigantesco. Me refiero a la estética femenina (ya sabemos que te refieres a la femenina, jodia antigualla, que sigues en los tiempos rancios), la más importante (la ¿interior?). Los rusos, a pesar de la ruina y las mil penalidades que les dejó el comunismo, recobraron su ancestral prestancia y presencia, y la libertad se puso a fabricar mujeres guapas (como son estos ¿neo?con con la libertad, que esclavizaos les tiene y ¿nos tiene?). En la actualidad, Rusia ofrece una belleza femenina infinita, como la melancolía de sus paisajes. Y han pasado las rusas de cumplir los planes quinquenales a jugar al tenis. Cuatro de ellas están en Madrid. Manolo Santana, el gran pionero de nuestro tenis, nos trajo un torneo de Master series a Madrid, cuyas ediciones han constituido éxitos arrolladores. Pero nos faltaba el gran éxito femenino, y ya lo tenemos. Mientras los catalanes se dedicaban al estatuto, los madrileños les birlamos el tenis (¿pero esto no iba de machismo?, joeé, que no me entero, ¿las catalanas también son feas?). Y aquí tenemos a las mejores tenistas del mundo para disputar el —- ——– WTA championship (los guiones sustituyen a los patrocinadores del masters, que no los pongo porque no me da la gana, pero el Sr Ussía si, a lo mejor toda esta mierda es solo para que le paguen unos eurillos de publi, que el capitalismo ha puesto la vida muy cara). Me dicen que la demanda de entradas dobla a la del Masters masculino, con Federer, Nadal y compañía.

Y cuatro de ellas son rusas, María Sharapova, Nadia Petrova,Svetlana Kuznetsova y Elena Dementieva. Tres moscovitas y una siberiana. La hija de la gélida Siberia, Maria Sharapova, una tenista extraordinaria además de bellísima (pesao el tío plasta). Completan el cuadro dos belgas, la flamenca Kim Clijsters y la Valona Justine Henin-Hardenne, una eslovaca nacionalizada suiza, Martina Hingis, y una francesa que parece un descargador de muelles (que caracteriza a los descargadores de muelles, ¿alguien me lo explica?) llamada Amelie Mauresmo. Se llora la ausencia de la checa Nikola Valdisova, junco sublime (¿junco sublime?).

Y se entiende la expectación. El tenis femenino es un espectáculo doble. Tenis y belleza (por un momento me ha parecido leer Tetas y belleza, ayss, en que estaría pensando). Un juego mucho más interesante (ahí puede que le de un poco de razón) que el de los hombres, que se reduce a la potencia en el saque. Además, para darle un atractivo erótico a la cosa (va, que ya se calienta el hombre), las tenistas gritan y gimen cuando golpean con la raqueta (pero ¿en qué estarás pensando?), y los espectadores se convierten en mirones de un espectáculo amoroso (eso tú, tío marrano). Cualquiera de las ocho es capaz de tumbar a un camionero de un guantazo (a ti te tendrían que tumbar), pero -excepto en el caso de la Mauresmo (¿la?, pero ¿este desprecio es porque se parece a un descargador de muelles?)– tienen la fuerza y el poder escondidos en sus admirables estructuras (¿eso son para ti, estructuras?).

Madrid, gracias a ellas y a ellos -con Manolo Santana a la cabeza-, se ha convertido en una de las capitales mundiales del tenis. Años de trabajo y derroche de influencias le ha costado al gran Manolo Santana conseguirlo. El gran torneo español, el barcelonés Conde de Godó, se ha convertido en un campeonato de entrenamiento del Roland Garros, muy estatutario (pero ¿esto qué pinta aquí?), pero poca cosa. Hoy Madrid está tomada por el mejor tenis del mundo, y lo que es más agradable, por la bella Rusia.

Aun no me he enterado de que hablaba. Sobre ¿lo machista que es el tío?, de si los catalanes (o los políticos catalanes mejor dicho) son atontaos/avaros/malvados porque se llevan la pasta y Madrid (o unos pocos afortunados que estén por Madrid en unas determinadas fechas mejor dicho) se queda con el tenis, de si el comunismo es tan malo que hacía mujeres feas, de si la libertad (su ‘libertad’) permite que creemos a mujeres más guapas,… Bueno, el hombre tiene vía libre para decir lo que le de la gana, que para eso está la libertad de expresión. Pero yo también soy libre para replicarle como me da la gana y gracias a la red esto es posible. Ahora, los tres que lean esto que opinen, que me gustaría conocer su opinión también.

La chica que salió de la tarta.

La Odisea del Garaje (Parte 9): The Music Machine

12 Nov

THE MUSIC MACHINE (1966 – 1968)
La ortodoxia garajera llevada al paroxismo. Su lider, Sean Bonniwell, un ex-folkie angelino bastante chiflado, les hizo a todos teñirse el pelo de negro, vestir jerseys negros de cuello vuelto, pintar de negro los amplificadores y las guitarras y llevar un guante negro en su mano derecha. No se sabía muy bien a qué puñetas venía todo aquello, si estaban a favor del aborto o en contra de la guerra del Vietnam o si querían comer gratis en los bares o si eran unos advenedizos, pero las pintas que llevaban eran antológicas. Tenían buenas canciones como su single de début, “Talk, Talk”, dos minutos de furia y stacatto garajero:

…y un buen primer álbum de acompañamiento (“Turn On The Music Machine”) plagado de buenos temas llenos de fuzz y de Farfisa (“Trouble”, “Masculine Intuition” y un recuerdo del pasado folkie de Bonniwell, “Some Other Drum”). Uno de los discos más consistentes de la era del garaje, a pesar de los pesares. Y además no incluye «Gloria» de Van Morrison ¡en ningún momento! Sus managers lo estropearon todo cuando dieron en exclusiva su segundo single (un tema extraído del álbum, “The People In Me”) a una pequeña estación de radio de Los Angeles, con lo que desaparecieron del panorama musical, a pesar de posteriores singles tan buenos como “Double Yellow Line”. Siguieron un tiempo más, siempre marcados por la fuerte personalidad de Sean Bonniwell, pero los Music Machine no volvieron a hacer nada y Sean Bonniwell pasó a la historia a la sombra de otras figuras más predominantes de la escena garajera como Sky Saxon. De hecho, como Sky, también ha caído en las garras del misticismo religioso y de la comida macrobiótica, aunque sigue tocando por esos mundos de Dios (nunca mejor dicho). Qué tendrán los años 60 que todo aquel que los ha sobrevivido ha acabado haciéndose vegetariano. Hasta el mísmisimo Keith Richards no puede resistir sus ganas de ser ovolacteovegetariano y asciende cocotero arriba en busca de sustento.

Discografía

Su primer disco es una buena muestra de cómo hacer buen garaje. Totalmente recomendable, a pesar de una infumable versión de “Hey Joe” (otra más).

La pieza maestra en pdf pinchando aquí.

Mr. Pharmacist